Los incendios correntinos, sin embargo, no deberían ser considerados como si su causa se debiese a un hecho aislado, atribuible como algunos analistas han plantado a una “sequía extraordinaria”. Nos preguntamos, ¿No habrá un nexo entre este fenómeno y el calentamiento global que afecta a todo nuestro planeta? Nuestro país ha sufrido incendios de pastizales y bosques en el último año en las provincias patagónicas y en Córdoba. Otros países, tan variados como Rusia, Canadá, EEUU, Australia o Chile, han padecido situaciones similares en los últimos 3 años, de inusitada gravedad, con pérdidas materiales y naturales inimaginables hasta la fecha, y con fenómenos de temperaturas altas y fuera de todo registro climático histórico. El Río Paraná y otros afluentes de la Cuenca del Plata han vivido bajantes históricas, casi sin precedentes, asociadas a las altas temperaturas y bajas precipitaciones en el interior del continente, que, en conjunción con los incendios vividos, no hacen más que encender las alarmas colectivas entorno al calentamiento global y sus consecuencias graves y transversales para el mundo en el cual nos toca vivir. Nuestro país ha tenido, a lo largo de muchos años, un rol activo en la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), siendo anfitrión de dos de las Conferencias de las Partes (1998 y 2005) y signataria del Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París. Recientemente, en octubre de 2021, cumpliendo con la normativa del organismo, presentó una actualización de su NDC (Contribución Determinada a nivel Nacional).