58 | Boletín Salesiano Se hizo cargo del coro y banda del Oratorio. Llevó adelante las loterías, imprenta, librería y la distribución de las “Lecturas Católicas”. Era sacristán y factótum. Ar-maba todo lo necesario para los paseos otoñales. Lo si-guió defendiendo de ataques. Aguardaba, alerta detrás de la puerta, en los tiempos de las requisas del gobierno anticlerical. Don Bosco lo consideraba su brazo derecho. En muchas ocasiones se lo oyó decir “aquí hace falta Buzzetti”. La prueba Con el tiempo sus hermanos fundaron una empresa constructora que prosperaba. Viendo que José trabajaba en el Oratorio sin remuneración, le ofrecieron sumarse a la sociedad para ganar dinero y hacer su vida. Para él fue un momento de crisis y opción. Era una buena idea, pero suponía abandonar a Don Bosco. Un día habló con él, que lo escuchó con la ternura acostumbrada, y le dijo: “Acuérdate igualmente, José, que el Oratorio será siempre tu casa y Don Bosco siempre tu amigo. Buzzetti llorando respondió: “¡No quiero dejar a Don Bosco y quiero quedarme siempre con él!” Salesiano coadjutor Buzzetti vivía en el Oratorio como laico. Otros com-pañeros suyos como Rua (cinco años menor que él), habían formado la Congregación Salesiana y asumían responsabilidades importantes. Él continuaba siendo el brazo derecho de Don Bosco y eso le bastaba. No podía separarse de su padre y hombre santo al que había visto multiplicar castañas y hostias. >Aguinaldo 58 | Boletín Salesiano