Todo ser humano tiene derecho a una alimentación adecuada y tiene el derecho fundamental a no padecer hambre, de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos. El derecho a la alimentación está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. De acuerdo con la Unidad para el Derecho a la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es importante levar a cabo acciones para garantizar este derecho humano, tanto por aspectos legales, políticos y económicos, como por una cuestión ética, puesto que la inacción es un atentado contra la ética.