Cuatro de nuestros consejeros inspectoriales deja-rán sus servicios por el cambio de animación y gobierno que lleva adelante nuestra Congregación en Chile. El P. Juan Miguel Cárcamo, P. José Toledo, P. Félix Levín y P. David Albornoz culminarán este 2023 sus cargos de Delegado de Pastoral Juvenil, Ecónomo, Delegado de Formación y Vicario, respectivamente. Tras años de entrega abnegada y discernimiento jun-to al Provincial, concluyen con el corazón agradecido por la oportunidad que Dios les entregó para servir en estas responsabilidades, y con una mirada soñadora puesta en el futuro de la misión salesiana en nuestro país. Profesionales y carismáticos En 2024 el P. Juan Miguel Cárcamo seguirá sirviendo como misionero en África. Expresa que sus experiencias durante los últimos años le han enseñado responsabili-dad y conocimiento: “Para mí ha significado fundamen-talmente sentirme más parte aún de la Inspectoría que tanto quiero”. Confiesa que conocer la Inspectoría es un regalo que ojalá cualquier salesiano pudiese vivir. “Por este servi-cio tienes la posibilidad de recorrer los distintos lugares de Chile donde estamos los salesianos; y la misión que hacemos es hermosa. Los hermanos y un gran número de laicos son súper dedicados a ella y eso es muy bo-nito”, expresa. Invita a ser profesionales y profundamente carismá-ticos: “No perdamos esta cercanía entre religiosos, lai-cos, jóvenes y todas las personas que están presentes dentro de este gran movimiento salesiano… no tenemos que perder el ser amable y sentir que caminamos juntos en esta mirada sinodal que tenemos como Iglesia”. El carisma, nuestro mejor patrimonio Antes de servir como Ecónomo Inspectorial, el P. José Toledo se desempeñó como director y represen-tante legal de algunos colegios y había colaborado en tareas que implicaban conocimientos económicos, de modo que asumir este servicio significó un desafío gran-de, exigente e interesante. Su primer aprendizaje fue conocer la misión salesia-na en su amplio desarrollo. “Tenemos obras que custo-diar y cuidar. Hay un ámbito de desarrollo social que no siempre se conoce a nivel local”, reflexiona. Los principales desafíos que enfrentó fueron el es-tallido social y la pandemia, sucesos que aún afectan a los colegios y sus economías. El teletrabajo, retorno a la presencialidad, inversiones realizadas y el traslado de la casa inspectorial fueron algunas de las importan-tes decisiones tomadas durante su etapa en el cargo. “Fue un desafío y sigue siéndolo. En estos seis años em-pezamos a tomar decisiones, pero también hay procesos que se tienen que cerrar en el siguiente sexenio”, señala. El mejor patrimonio de nuestra Congregación, en su opinión, es la espiritualidad y carisma de nuestro Padre Fundador. “¿Por qué no hacer como Don Bosco? To-memos lo mejor y repliquémoslo. Sigamos aprendiendo los unos de los otros y no temamos decir: esto no lo sé”. Un testigo del amor de Dios El P. Felix Levín, director de la comunidad religiosa del Teologado de Lo Cañas y Delegado de la Forma-ción inicial y permanente, enfatiza que los cargos en la Congregación siempre son servicios que se acogen y permiten crecer. “Fue un privilegio porque me permite conocer la rea-lidad desde un ángulo en donde hay que reflexionar y orar bastante por la experiencia religiosa de cada her-mano. Lo que ha significado un crecimiento cualitativo en estos años. Me ha hecho crecer como ser humano y religioso”. Estar a cargo de la formación de la provincia le ha permitido ser testigo de cómo el Señor actúa en la vida de los seres humanos. “Me permite una mirada distinta porque la mayoría de las veces el Señor es muy sutil, Él no busca el protagonismo cuando actúa”. “La labor del delegado de formación tiene que ver con habilitar este contacto que el Señor quiere con no-sotros los salesianos acá en Chile, pero también con cada uno de nosotros de manera particular, porque hay una certeza que Dios nos busca”, recalca. Al igual que Don Bosco, no teme soñar en grande, con una Inspectoría en crecimiento evangélico y con-versión permanente. Que haga que los salesianos sean como Don Bosco. “Sueño con un inspectoría de hermanos humaniza-dos, crucificados. Sueño con una inspectoría en donde los pequeños de Dios, que son los jóvenes más pobres, sean nuestra pasión, porque en ellos nos encontramos con el Señor. Sueño con que los salesianos podamos experimentarnos signos y portadores del amor de Dios, como dicen nuestras Constituciones”. 51 Boletín Salesiano |