El momento histórico que nos toca vivir como mundo, tan desafiante ante el avance del coronavirus como pandemia, resulta oportuno para enfocarnos en ello, desde el momento en que la dinámica resiliente de la ciudad es entendida como esa capacidad de individuos, comunidades, instituciones, empresas y sistemas dentro de una ciudad para sobrevivir, adaptarse y crecer sin importar qué tipo de tensiones crónicas o perturbaciones agudas experimenten, según la definición que nos propone la Fundación Rockefeller. Al mismo tiempo, los riesgos sanitarios y las cuestiones inherentes a la salubridad no tendieron a ocupar una posición prioritaria en la agenda resiliente de las ciudades inteligentes, sino que el enfoque siempre apuntó a las capacidades para hacer frente a los desafíos que imponía la creciente aglomeración urbana y el cambio climático, con sus consecuentes impactos en el desarrollo urbano. CIUDADES SUSTENTABLES