Nuevamente nos sumergimos en la travesía apa-sionante de convertir los sueños juveniles en reali-dades palpables, los que tienen a los jóvenes como protagonistas, pero que se nutren mediante la vincu-lación intergeneracional con diversos educadores y agentes de pastoral. Se trata de un camino donde la espiritualidad salesiana se fusiona con criterios concretos de dis-cernimiento pastoral. En 2024, al celebrar los 50 años del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), fes-tejamos no solo la historia, sino también la orien-tación que nos proporciona para seguir constru-yendo un futuro lleno de esperanza dentro de la Pastoral Juvenil. El sueño es inherente a la juventud; muchas ve-ces hemos identificado a jóvenes con anhelos e idea-les por cambiar el mundo que los rodea. Hablamos así de una etapa caracterizada por la energía, creati-vidad y búsqueda de significado. La transición de sueños a acciones concretas es un proceso que requiere de un discernimien-to pastoral cuidadoso, una guía como la que Don Bosco nos legó como herramienta esencial. En su esencia, implica la capacidad de escu-char, reflexionar y actuar de manera consciente y colaborativa. En el contexto de los sueños juveni-les, esta sensatez y juicio se convierten en la brújula que orienta hacia la traducción efectiva de aspira-ciones en iniciativas que impacten positivamente la vida de los jóvenes y la comunidad. Esto es parte de la Prioridad N° 3 de nuestro Proyecto Orgánico Inspectorial (POI), que nos de-safía a fortalecer la Pastoral juvenil, familiar y voca-cional para una nueva evangelización y, mediante el discernimiento, buscar lineamientos compartidos. La pastoral podemos renovarla a través de un proceso sinodal. Cabe recordar las palabras del Papa Francisco en su mensaje al CG 28: “El sale-siano es el recuerdo vivo de una presencia donde la disponibilidad, escucha, alegría y entrega son las no-tas esenciales para despertar los procesos (de pro-moción, educación y evangelización de los jóvenes)”. Escucharlos es la clave y primer paso para comprender la autenticidad de sus sueños. Cada uno de ellos lleva consigo un mensaje único y per-sonal, y el discernimiento pastoral nos invita a en-trar en sus mundos, comprender sus inquietudes, esperanzas y desafíos. Este proceso no solo valida sus experiencias, sino que también nutre nuestra capacidad de res-ponder de manera efectiva y significativa ante la urgencia de las actuales necesidades. Mirar la realidad con ojos críticos es el siguien-te paso crucial en el discernimiento pastoral. Eva-luar la realidad que rodea a los jóvenes, así como lo hiciera Juan Bosco en su proceso vocacional, o los religiosos, laicos y jóvenes tras la experiencia de las Colonias Salesianas “Villa Feliz” de Macul, hace ya 50 años, permite identificar necesidades concretas, desafíos y oportunidades para el creci-miento y desarrollo. Este enfoque realista, práctico, optimista y es-peranzador nos permite ajustar nuestros métodos pastorales para abordar situaciones de manera re-levante y significativa, mirando la vida y servicio con los ojos de una fe compartida. El discernimiento no se limita al ámbito indi-vidual; es un proceso comunitario que fomenta la sinodalidad. Es importante destacar cómo esa llamada permanente a “caminar juntos” se erige como pilar fundamental. Invitamos a cada comunidad a articularse y formar equipos pastorales donde la participación activa de los jóvenes y adultos sea una realidad viva. Este enfoque colaborativo no solo enriquece nuestra labor, sino que también refleja la esencia misma de la Familia Salesiana. Dispuestos a hacer realidad el “sueño” (el que Dios le confió a Juanito Bosco, pero el que nos en-trega hoy a nosotros), no podemos pasar por alto el horizonte vocacional. Los sueños de los jóvenes no solo son aspiraciones individuales, sino también llamados vocacionales que merecen ser cultivados y alentados, para guiarlos hacia una comprensión más profunda de cómo pueden contribuir al bien común y la construcción del Reino. El Papa Francisco nos insta a no tener miedo de soñar en grande y a no quedarnos en la super-ficie de las cosas: “La realidad es superior a la idea” (Evangelii Gaudium Nº231-233). El Santo Padre nos anima a traducir esos sue-ños en acciones concretas, a construir puentes entre lo ideal y real. Sigamos este camino, nutrién-donos de la pedagogía salesiana para guiar a los jóvenes hacia la realización de sus sueños, poten-ciando su desarrollo integral y servicio a los demás. ¡Sigamos avanzando! Dispuestos a hacer rea-lidad el sueño de la Pastoral Juvenil.