e pido que viaje mentalmente a su infancia o su ado-lescencia. ¿Recuerda cuándo registró por primera vez al marketing como una herramienta que una marca había puesto en funcionamiento ante usted como consumidora? ¡Sí, seguro! Vienen a mi memoria tres ejemplos; y por eso estoy en la compañía Coca-Cola. Recuerdo cada año espe-rar ansiosa la llegada de la Navidad para salir a la calle y ver pasar la caravana de camiones iluminados de Coca-Cola y, en esa época, ¡recibir un CD de villancicos navideños! Era como si Coca-Cola fuese el que determinara el comienzo de la tempo-rada navideña. También es significativa para mí la asociación de Coca-Cola con todo lo que era cool de la cultura de los 80: Superman, ET, Cazafantasmas y otra cantidad de películas. Y me encanta que casi todo el mundo tiene su historia de la mejor Coca-Cola que se ha tomado. Recientemente mi hijo de 15 años escaló una montaña en Tanzania y me dijo que, al bajar, lo primero que hizo fue tomarse una Coca-Cola helada, y que ha sido la mejor que se ha tomado hasta ahora. Y la pregunta siguiente, inevitable: ¿recuerda cuándo esa herra-mienta se convirtió en una ocupación deseable para usted? Desde siempre vi a Coca-Cola como una marca que no sólo promovía el producto, sino que fomentaba valores muy posi-tivos. Recuerdo comerciales icónicos como Hey kid, catch! en el Super Bowl de 1980 o la canción Quisiera al mundo darle hogar y quise ser parte del siguiente capítulo de la marca. “Admiro la habilidad de Disney para hacernos soñar a través de películas y después convertir esos mundos en experiencias físicas” L