En su último libro, The ministry of common sense: How to elimi-nate bureaucratic red tape, bad excuses, and corporate bullshit, publicado en 2021, Lindstrom muestra cómo demasiadas organizaciones parecían diseñadas para volver locos a sus clientes y a sus empleados: la propuesta del libro es la construcción de equipos y organizaciones en los que el sentido común sea la regla y no la excep-ción. En cuanto a su presencia en foros internacionales, Lindstrom ha impar-tido discursos a Google, World Business Forum, Kraft Heinz, Disney, Amazon, Lego y muchas más. Además es coproductor y anfitrión del Mainstreet makeover de la NBC, es columnista de opinión de The New York Times y colabora habitualmente con la revista Fast Company. Es obviamente uno de los conferencistas de branding más solicitados del mundo. VER MÁS VER MÁS “¿Por qué creemos en miles de millones de estrellas, pero necesitamos comprobar un cartel de ‘pintura húmeda’?” ¿En qué anda Lindstrom? ¿En qué anda Lindstrom? Es algo casi imposible de definir de modo confiable y actualizado. Con sus 54 años, se mueve, viaja, escribe, reflexiona y publica contenidos absolutamente sin cesar. Por supuesto: de eso vive y mantenerse actualizado y movedizo es lo que le permite seguir allí, como el referente en el que se convirtió hace ya varios años. Pero eso no le quita mérito, sobre todo teniendo en cuenta lo despistadas que se ven muchísimas personas de negocios, marketers y emprendedores mucho más jóvenes que él. Y dado que las buenas ideas son atemporales y se distinguen desde lejos y a lo largo del tiempo, quizás valga la pena leer con atención la manera en que él mismo interpela al navegante de internet apenas aterriza en su página web: allí suele estar la principal propuesta de quien construye una página web, en lo primero que se ve, porque todos los home page builders son conscientes de que no existe una segunda oportunidad para dar una primera impresión. Esto propone Lindstrom en su sitio web, en un pequeño manifiesto que él mismo tituló La forma en que hacemos negocios ha cambiado. A continuación afirma: “Declaración profunda, ¿verdad? Pero piénselo. Hace años aceptamos un concepto llamado ‘marca’: nos permitió ser copropietarios de una conexión amorosa y pegajosa con nuestros clientes. Luego, invertimos en sistemas tecnológicos de última generación diseñados para automatizar la monotonía diaria y las complejidades intangibles. Esto fue para que nuestra gente pudiera pasar su tiempo usando realmente su ‘cerebro’. Lo que llamamos eficiencia. Después de esto, instituimos una proliferación de KPI para cuantificar absolutamente todo lo que hacemos. Se suponía que todo funcionaría sin problemas, de manera eficiente y rentable. Excepto que, en algún momento del camino perdimos la trama”. “Las marcas ahora están encerradas en departamentos. Los sistemas han comenzado a dictar cómo gastamos nuestro tiempo y energía. Abrumados por las minucias del mantenimiento del sistema, nuestra gente se vio cada vez más desafiada a utilizar el poco tiempo adicional que podíamos dedicarles a ‘innovar’ en una variedad de temas siempre candentes. Todo el tiempo, los KPI contradictorios se disputan entre departamentos, socavando y desestabilizando la resolución de problemas entre departamentos”. “¿Es de extrañar que ahora seamos testigos de una caída en picada de la satisfacción del cliente, de que los empleados sufran una fatiga perpetua por el cambio (y de una moral decaída), así como de que las empresas que alguna vez fueron las mejores del S&P simplemente se estén desvaneciendo en el aire? ¿Le suena vagamente familiar?”. “Es tiempo de reagruparse. De repensar. De reutilizar”. ¿En qué anda Lindstrom?