Es una Pascua especial la que vivimos. Hay un clima de gran entusias-mo en la Familia Salesiana de Argentina, en particular en la diócesis de Viedma, y en Italia y Boretto, porque Artémides Zatti será declarado santo. Un rayo luminoso de esperanza interrumpe los sombríos pensamien-tos de este tiempo marcado por la pandemia y por tantas guerras, en par-ticular aquella en Ucrania, que acarrean muerte, dolor y destrucción. Una gran buena noticia: la Iglesia universal reconoce oficialmente y certifica la santidad de un salesiano «del fin del mundo». Nuestro querido “santo” Zatti es una figura bellísima, manifestación de la santidad vivida en la cotidianeidad, sencillez y servicio humilde y jovial, en particular a los enfermos. Encarnó el corazón de Don Bosco y la riqueza de su carisma. En él se refleja el aspecto más humano y amable de la Familia Salesiana. Estaba dotado de un corazón gentil que sabía del sufrimiento. Cono-cía bien la pobreza, migración, fragilidad y enfermedad, así como tam-bién las dudas y decisiones difíciles, hasta la de quedarse con Don Bos-co, viviendo plenamente su vocación de salesiano coadjutor: testimonio, cercano a la gente, dedicado al servicio de los enfermos y pobres. >Rector Mayor Coadjutor Artémides Zatti: un nuevo santo para la iglesia