En Perú, uno de los ejemplos más conocidos es el de Sporade y Gatorade. A inicios de siglo XXI el país registraba el menor consumo per cápita de rehidratantes en América Latina, la razón: el sobreprecio impuesto por las marcas internacionales. Gatorade tenía un avasallante 85 % de preferencia de mercado y se cotizaba entre S/9 y S/10 por unidad. La tendencia continuó hasta que llegó la marca del Grupo AJE, con un efectivo low cost que democratizó el mercado de bebidas isotónicas. Sus S/2 obligaron finalmente a que las compañías internacionales tuvieran que sincerar sus precios. Pero en ocasiones, las grandes contiendas se dan entre empresas de la misma geografía. El Perú se posicionó en 2020 como el país de la región con mayor crecimiento en pagos digitales (663 %), detonando una batalla entre aplicativos digitales por hacerse con la preferencia del consumidor en este campo. Yape no solo es la más antigua (2017), sino la que más asociados congrega en su App -seis millones-, considerada como la pionera en el rubro. Por su parte, Plin (2019) ha crecido con mayor velocidad, reuniendo hasta la fecha más de cuatro millones de usuarios que la encuentran dentro de las plataformas digitales de los bancos asociados a ella. Si miramos un poco más al sur, tenemos los casos chilenos. El consorcio Cencosud y el Grupo Falabella son dos de los más grandes retailers del hemisferio. Este último es la séptima marca más valiosa de América Latina, mientras que Cencosud se alza como la compañía latinoamericana mejor posicionada en el ranking de retailers del mundo. Ambas se disputan el liderazgo en cinco de los mercados más importantes de Latinoamérica, en un rubro que a pesar de la coyuntura ha crecido un 4,1 %. Hicimos un mapeo por la región, donde los ejemplos abundan con casos que van desde Colombia con su unicornio Rappi hasta México con su gran franquicia Oxxo. Las marcas nacionales han logrado imponer su preferencia sobre titánicas transnacionales o, por lo menos, las han hecho tambalearse. Aquí los versus más conocidos.