Hasta la realización del Day One, cada una de las empresas transitaba su propio camino de manera independiente. Monsanto Latinoamérica Sur venía de atravesar una época difícil en relación al negocio, durante los años 2014 y 2015 para luego pasar a un periodo de reestructuración que derivó en tres años consecutivos de crecimiento, entre 2016 y 2018. Una etapa de resultados sumamente auspiciosos que le permitió a la compañía recuperar el protagonismo y que, incluso, derivó en un interés firme de la empresa por adquirir Syngenta. Bayer, por su parte, si bien en los negocios de Consumo Masivo y Pharma venía avanzando a paso firme, en Crop Science Cono Sur la curva de crecimiento se había amesetado. El primer gran desafío que se presentó en los inicios de la integración fue la necesidad de combinar dos culturas organizacionales diferentes, pero que en cierto punto ya se conocían. Bayer, de origen alemán, ordenada, pausada y criteriosa a la hora de tomar decisiones. Del otro lado Monsanto, con raíces americanas, audaz, imponente en el mercado y decidida en su accionar. El marcado orgullo cultural de una y otra era la base de su liderazgo. Aún con esa clara diferencia en la forma de operar, compartían valores como la innovación, la sustentabilidad y el compromiso por entregar soluciones integrales a las demandas de sus clientes. Desafíos Los primeros CONTEXTO