El paso a paso de una de las mayores y más rápidas transformaciones que tuvo una empresa en la historia de la agroindustria. INTRODUCCIÓN En medio de un contexto global de profunda reorganización -marcado por una serie de fusiones, alianzas y cooperaciones que buscaban adaptarse a un mercado dinámico y cada vez más exigente- hubo un anuncio que sacudió los cimientos del sector agroindustrial: en septiembre de 2016, Monsanto aceptó la oferta para ser adquirida por Bayer en una operación que superaba los sesenta mil millones de dólares. Dos gigantes se unirían para marcar un antes y un después en la historia de la agricultura. Iniciamos, así, un proceso de integración sin precedentes. Un camino apasionante que nos exigía empezar a moldear una nueva organización, distinta, única, tomando lo mejor de cada una de las compañías y, al mismo tiempo, con la obligación de seguir entregando resultados para asegurar la continuidad del negocio en una industria que no admite interrupciones. Agregarle valor al cliente a través de propuestas integradas e innovación permanente fue un compromiso que asumimos como prioridad absoluta desde el primer momento de este viaje apasionante. Con las cartas sobre la mesa, el desafío estaba a la vista. Hacia afuera, un mercado expectante esperando que termináramos de configurar la nueva identidad de una empresa destinada a cambiar para siempre el paradigma del sector agroindustrial. Hacia adentro, la ambiciosa misión de integrar dos culturas diferentes y no desatender a un público interno que fluctuaba entre las miles de emociones encontradas que genera un proceso de esta envergadura y el entusiasmo de saberse protagonista de un hecho histórico que quedará grabado para siempre en la memoria de la compañía. Lo que vivimos durante todo este tiempo fue una de las mayores y más rápidas transformaciones que tuvo una empresa en la historia de la agroindustria. Un desafío inmenso desde el minuto uno frente a la necesidad de lograr resultados en medio de un contexto convulsionado por la complejidad del proceso. A casi tres años del Day One en este apasionante camino de transición, el resultado es una organización consolidada que nos permitió alcanzar logros y aprendizajes que nos llenan de orgullo y nos abren las puertas a un futuro de liderazgo y crecimiento. El éxito alcanzado no se limita al resultado económico porque hubo también cambios cualitativos realmente asombrosos teniendo en cuenta el contexto.