Lo que se inició en ese momento fue una enriquecedora etapa de aprendizaje que permitió establecer lazos de comunicación y hacer eco de las demandas tanto de los equipos internos como de los clientes. Una etapa de intercambio productivo entre dos modelos de organizaciones y el punto de partida para el consenso de una misma lógica constructiva que se iría consolidando a medida que fue avanzando el proceso de integración. Tanto la diversidad de perfiles en cuanto motor de la creatividad como así también la actitud proactiva, el relacionamiento, la capacidad de adaptarse al cambio y la predisposición para equivocarse y aprender de los errores, terminaron constituyendo una ventaja excepcional para plantar los cimientos de una nueva cultura organizacional. Intercambio INTEGRARNOS